Éste cremoso de avellanas y ganache montado o batido de vainilla, es sin duda uno de las postres con unos sabores y unas texturas, más deliciosas y delicadas, que podrías encontrar en cualquiera de las elaboraciones que hoy día se encuentran en la alta repostería.
Por supuesto, es solo una idea la que te traigo, tú puedes versionarlo y llevarlo al formato que más te guste (en vasitos individuales, en molde con formas diferentes, etc.) e incluso cambiar alguno de sus sabores (vainilla por caramelo o avellanas por cualquier otro fruto seco ).
¡Espero que te animes con este postre, estoy convencido que os va a encantar!

Ingredientes:
Para 6 tartaletas (8 cm Ø)
Base: Masa sablé
- 360 g de harina de repostería
- 50 g de almendra molida
- 120 g de azúcar glass
- 180 g de mantequilla
- 1 huevo mediano
- 1 pizca de sal
Para el proceso de elaboración te dejo la entrada tutorial que publiqué hace un tiempo, dónde podrás seguir el paso a paso completo de la elaboración, junto con consejos, pequeños trucos, tipos de moldes y diferentes tartaletas (de chocolate, té matcha ….) que puedes elaborar. Una entrada imprescindible para conseguir las mejores tartaletas de masa sablé que hayas hecho nunca.

Relleno: Cremoso de avellanas
- 200 g de praliné de avellanas
- 40 g de nata o crema de leche 35% MG
- 130 g de nata 35% MG (muy fría)
- 3 g de gelatina neutra en hojas
Hidratar las hojas de gelatina en agua fría durante 10 minutos. Una vez han pasado los 10 minutos, retirar las hojas del agua, escurrir y reservar.
En un bol apto para resistir temperaturas altas, verter el praliné de avellanas.
Poner el primer peso de nata (el más bajo) en un cazo a fuego medio. Justo cuando rompa a hervir, retirar del fuego, añadir la gelatina hidratada y mezclar hasta que se funda perfectamente.
Seguidamente verter sobre el praliné de avellanas y mezclar ligeramente con una espátula.
Pasar la crema a una jarra alta y emulsionar con la ayuda de una túrmix durante 2-3 minutos o hasta conseguir una crema suave y muy cremosa.
A continuación, verter la segunda cantidad de nata (muy fría) y volver a emulsionar con la túrmix hasta conseguir una crema homogénea y muy cremosa.
Verter y repartir el cremoso entre las tartaletas de masa sablé. Reservar.

Ganache montada o batida de vainilla
- 150 g de chocolate blanco
- 85 g de nata 35% MG (peso 1)
- 200 g de nata fría 35% MG (peso 2)
- 20 g de vainilla en pasta
- 30 g de azúcar
- 16 g de glucosa
- 2 g de gelatina neutra en hojas
Hidratar la hoja de gelatina neutra en agua fría durante 10 minutos. Escurrir y reservar.
En un bol resistente al calor, fundir el chocolate blanco. Reservar.
Poner un cazo a fuego medio con el primer peso de nata, el azúcar y la glucosa. Justo cuando rompa a hervir, retirar el cazo del fuego, añadir la hoja de gelatina hidratada y mezclar hasta que se funda perfectamente.
Verter la nata con los azúcares y gelatina, sobre el chocolate blanco fundido y mezclar hasta conseguir una crema homogénea. Seguidamente pasar la crema a una jarra grande y con la ayuda de una túrmix, emulsionar durante 2 minutos.
A la crema le añadimos ahora el segundo peso de nata (bien fría) y mezclamos con una espátula hasta incorporarla, seguidamente emulsionar de nuevo con la túrmix durante 2-3 minutos.
Tapar el bol o jarra con papel film a piel y reservar en el frigorífico durante unas 12 horas o de un día para otro.
Retirar la ganache del frigorífico y batir a velocidad lenta hasta tener la ganache montada (no sobre mezclar, sino la ganache se cortará).
Verter la ganache en una manga pastelera, provista con una boquilla rizada o saint honoré y decorar sobre el cremoso de avellanas.

Se puede terminar de decorar nuestro postre con avellanas y unos puntos de praliné de avellanas.



¡¡¡Una deliciosa elaboración de alta repostería al alcance de tú mano!!!

¿Te perdiste la entrada anterior?
Tarta namelaka de chocolate Dulcey y frutos secos garrapiñados
