Si eres amante de la buena repostería tradicional, no puedes perderte la receta de este típico dulce italiano: Maritozzo con panna.
Su origen viene de la antigua Roma, donde era costumbre que en una boda, el marido (de ahí proviene la palabra marito, maritozzo) ofreciera a su prometida este dulce, escondiendo en el interior del relleno, un regalo (en algunas ocasiones y dependiendo de los posibles de cada uno, un anillo o pequeña joya).
Con el tiempo el postre se popularizó cada vez más, siendo en la actualidad un dulce para disfrutar en cualquier momento del año.
Un postre tradicional que combina un suave, esponjoso y aromático bollito, tipo brioche con un irresistible relleno de nata recién montada.
Sin duda, poder contar con la levadura fresca de Levanova (una de esas marcas que me han acompañado desde siempre en este tipo de masas) es garantía de éxito.
¿Estás preparad@ para disfrutar?

Ingredientes para 10-12 unidades
- 400 g de harina de fuerza
- 20 g de levadura fresca (Levanova)
- 200 ml de leche entera
- 1 huevo
- 25 g de mantequilla (en pomada)
- 60 g de azúcar
- 80 ml de zumo de naranja
- La ralladura de la piel de 1 naranja
- 1 clara de huevo (para pincelar)
- Almíbar: (100 g de agua y 120 g de azúcar (para pincelar al salir del horno)
- 300 g de nata para montar 35% MG + 60 g de azúcar (para el relleno)

En un bol vierte todos los ingredientes menos la levadura fresca.
Desmenuza la levadura y espolvoréala sobre el resto de ingredientes.
Con la ayuda de un robot de cocina, equipado con el accesorio de gancho, amasa durante unos 15 minutos a velocidad baja-media o hasta observar que tenemos una masa suave, lisa, algo pegajosa y muy elástica.
Vierte la masa sobre la superficie de trabajo (ligeramente enharinada) y amasa ligeramente, dejándola al final con forma de bola.
Engrasa un bol grande y coloca la masa dentro. Tapa el bol con film transparente de cocina y deja reposar unos 30 minutos en un lugar apartado de corrientes de aire.
Pasado este tiempo, mete el bol en el frigorífico y reserva durante 8-10 horas o durante toda la noche.
Saca la masa del frigorífico, vuelca sobre la superficie de trabajo (ligeramente enharinada), amasa suavemente y corta porciones de unos 60 gramos.
Bolea cada porción para dejarla con una forma muy bien redondeada. Colócalas sobre una bandeja de horno (provista con papel de horno). Entre bola de masa deja una distancia de unos 10 cm (ten en cuenta que durante el segundo levado y el horneado, el brioche crecerá).
Una vez completada toda la/s bandeja/s, tapa con film transparente y reserva en un lugar cálido y fuera de corrientes de aire (os recomiendo meterlas dentro del horno, por supuesto con el horno apagado).
Deja levar durante unas 2 horas o hasta que duplique su volumen.

Bate ligeramente la clara de huevo y pincela suavemente toda la superficie de la masa.
Bandeja al horno (precalentado a 170ªC) durante 18-20 minutos o hasta observar que empiezan a dorarse (si observamos que se empiezan a dorar muy pronto, podemos poner por encima una lámina de papel de aluminio de cocina).
Mientras, hacemos un almíbar con el agua y el azúcar: ponemos en un cazo a fuego medio-alto y sin dejar de mezclar lo dejamos hasta unos minutos después de que rompa a hervir y tengamos un almíbar denso.

Nada más sacar los brioches del horno, pincelamos toda su superficie con el almíbar y los dejamos enfriar a temperatura ambiente sobre una bandeja de rejillas.
Montamos la nata con el azúcar hasta tenerla bien dura y rellenamos con ella una manga pastelera.
Cortamos los brioches verticalmente (sin llegar a cortarlos por completo).
Rellenamos el interior del brioche con la nata montada y con la ayuda de una espátula, alisamos su superficie.

Antes de servir, espolvoreamos con azúcar glass



Un postre tradicional que combina un suave, esponjoso y aromático bollito, tipo brioche con un irresistible relleno de nata recién montada.

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