De nuevo otra tarta diferente a todas las que había hecho hasta la fecha. Han sido ya algunas recetas en las que me he ido aproximado al mundo vegano, más concretamente al repostero, pero ninguna tan al 100×100 como en esta.
Como he dicho ya en muchas ocasiones, gracias al blog en todos estos años me he ido aproximando y he ido descubriendo muchas recetas, culturas y costumbres, que hubiese sido muy difícil conocer de no haber sido por él.
Como todo@s sabéis ya, una dieta vegana es aquella en la que no se consume ningún tipo de alimento proveniente de animales: carne, pescados, lácteos, huevos, etc ….
En esta ocasión el resultado de esta tarta vegana, me ha sorprendido muy, pero que muy positivamente. Una tarta en la que de una forma muy sutil, encuentras el sabor de todos y cada uno de los ingredientes que forman parte de la misma, sin predominar ninguno más que otro, está súper equilibrada.
Sabores, texturas y pequeños detalles, que no vas a encontrar en ninguna otra tarta. Una gozada para todo los sentidos !!!

Ingredientes :
Para molde rectangular de 29×20 centímetros
Base
- 120 gr. de Harina de Almendras.
- 180 gr. de Harina de Avena.
- 10 gr. de Cacao en polvo.
- 80 ml. de Aceite de Coco.
- 60 gr. de Sirope de Arce.
- 1 Pizca de Sal.
En primer lugar engrasamos el molde con un poco de aceite de coco y precalentamos el horno a 180ºC.
En un bol grande mezclamos los dos tipo de harinas ( de almendras y de avena ), el cacao en polvo y la sal.
Añadimos el aceite de coco y mezclamos.
Por último incorporamos el sirope de arce y de nuevo mezclamos hasta integrarlo perfectamente y obtener una masa homogénea.
A continuación vertemos y extendemos la masa sobre el molde y la vamos presionando sobre la base y laterales del mismo hasta conseguir que quede todo el molde bien cubierto de masa.
Llegados a éste punto, metemos el molde en el horno ( media altura ) durante unos 20 minutos o hasta que la masa empiece a estar dorada.
Retiramos el molde del horno y dejamos que se enfríe por completo a temperatura ambiente.
Relleno
- 180 gr. de Chocolate Blanco.
- 300 ml. de Leche de Coco.
- 200 gr. de anacardos.
- 100 gr. de Moras + frutos del bosque para decorar.
- 1 Cucharadita de agar agar.
- 1/2 Cucharadita de extracto en polvo de espirulina. ( Colours of nature de Silikomart ) ⇤Ver
- 1/2 Cucharadita de extracto en polvo de remolacha. ( Colours of nature de Silikomart ) ⇤Ver
Antes de nada, ponemos en un cazo a fuego medio, las moras con un par de cucharadas de agua y el zumo de medio limón. Tapamos el cazo con una tapa y lo dejamos unos 5 minutos o hasta que las moras se cuezan y se deshagan ( removemos de vez en cuando ). Seguidamente trituramos las moras y pasamos el puré por un colador fino. Reservamos.
Importante: los anacardos los tendremos que tener en remojo un mínimo de unas 4-5 horas o como hice yo, de un día para otro.
Escurridos los anacardos, los trituramos con un poquito de la leche de coco para conseguir una pasta concentrada. Reservamos.
En un cuenco pequeño vertemos el agar agar con otro poquito de leche de coco. Mezclamos hasta que se disuelva y reservamos.
En un cazo a fuego medio, vertemos el resto de leche de coco, la pasta concentrada de anacardos y el chocolate blanco. Removemos hasta fundir todo el chocolate blanco y conseguir una crema homogénea. Seguidamente añadimos el agar agar y seguimos removiendo la crema en el fuego durante unos 3-4 minutos más. Retiramos del fuego y reservamos.
Llegados a éste punto, dividimos el relleno en dos partes iguales.
A una parte le añadimos el puré de moras y mezclamos hasta integrarlo. A su vez dividimos esta parte ( ya con el puré de moras integrado ), en dos partes iguales. A una de ella le añadimos el extracto en polvo de remolacha y mezclamos hasta integrarlo. Reservamos estas dos partes de relleno.
La segunda parte inicial, también la dividimos en dos iguales. A una de ellas le añadimos 1/3 parte del extracto de espirulina y la otra las 2/3 partes restantes del extracto. Removemos ambas partes hasta integrar el extracto. Con ello hemos querido conseguir que las dos cremas tuviesen tonos ligeramente diferentes ( una parte un tono más claro y la otra un poco más acentuado ).
Llegados a éste punto resumimos: Tenemos 4 boles con crema, con una base común de: leche de coco, pasta concentrada de anacardos y chocolate blanco. A partir de ahí, una parte tiene el puré de moras, otra el extracto de remolacha y las otras dos el extracto de espirulina ( con diferentes cantidades para que tengan tonos diferentes ).
Una vez listos los diferentes rellenos, los vertemos de uno en uno, dentro de un bol grande y seguidamente sin removerlos, ni mezclarlos, vertemos el bol con todos ellos sobre la base de nuestra tarta.
El efecto final será el que queríamos conseguir, cuatro tonos diferentes ( alguno de ellos muy parecidos entre sí ) mezclándose y formando diferentes efectos de forma totalmente aleatoria.

Rellenamos la tarta hasta casi alcanzar la altura máxima de sus paredes y reservamos dentro del frigorífico durante al menos unas 3-4 horas o hasta que el relleno se solidifique.
Antes de servir, decoramos con frutos del bosque: moras, arándanos, grosellas ……


El efecto de tonalidades que tiene esta tarta me ha encantado y te aseguro que me ha tenido embobado, mirándola sin pestañear durante un buen rato, sabes cuando quieres dejar de mirar algo y es imposible vencer a tú mente ??? Pues eso mismo me ha pasado a mí con esta tarta… jajajajaja


Unos colores, sabores y texturas, espectaculares, que deslumbran en cualquiera de las porciones que hagas de esta tarta.

Te perdiste la entrada anterior ???

No me extraña que no pudieras dejar de mirarla Miguel porque es preciosa. Una tarta saludable, apetecible, sin necesidad de mucho tiempo de horno… El tema de las calorías lo obviamos ¡que un día es un día!
¡Besos mil!